En este artículo voy a explicar las particularidades de la Terapia Esenia que la hacen tan diferente a cualquier otra terapia y que explican su éxito. Las veremos en detalle y entenderemos mejor en qué planos del ser humano actúa, cómo nos ayuda y cómo la utilizamos los y las terapeutas. Además, si estás pensando en probar la Terapia Esenia te doy unos consejos para aprovechar las sesiones al máximo.
La Terapia Esenia: algo más que una terapia alternativa
Cuando nos piden que definamos lo que hacemos, los terapeutas esenios nos solemos resistir a hablar de las terapias naturales o alternativas. Para mí, estos términos dan una idea demasiado acotada de lo que es la Terapia Esenia, un método terapéutico muy completo que abarca absolutamente todos los planos del ser humano.
Sí, la Terapia Esenia es una técnica natural, porque promueve la auto-sanación de la persona a partir de sus propios mecanismos. En consecuencia, también es una terapia alternativa, con un enfoque muy diferente a la medicina tradicional (lo que no quiere decir que ambas puedan complementarse).
De hecho, la clave para entender la Terapia Esenia está precisamente aquí, en la forma de abordar la enfermedad en el ser humano. Y es que mientras la medicina convencional trata el síntoma de forma aislada, tratando de curar solo una pequeña parte del cuerpo o del organismo afectada, la Terapia Esenia analiza lo que está pasando en la totalidad del cuerpo.
No solo en cuanto a las manifestaciones físicas del problema, sino también en cuanto a planos como el mental, el emocional o el espiritual. Por eso, me gusta empezar por definirla como una terapia holística, más que con cualquier otro término. Además, comparte el objetivo que tiene la medicina holística, que es lograr el equilibrio adecuado en la persona y en todas las áreas de su vida.

Pero la Terapia Esenia tiene características propias que la diferencian de cualquier otra terapia alternativa, o incluso de otros métodos holísticos, y que la hacen un método terapéutico mucho más completo y efectivo para la sanación. ¿Por qué? Porque sus efectos no se limitan a la mejora de la dolencia física. Tampoco a la mejora momentánea de un malestar psicológico.
La Terapia Esenia reconcilia a la persona con su propio ser y le permite utilizar las herramientas que el terapeuta pone a su disposición para llevar a cabo un cambio de mentalidad completo con respecto a sí misma y a cómo se relaciona con el mundo y con los demás. Esto es lo que me fascinó cuando la conocí y lo que me hizo especializarme en ella.
La Terapia Esenia y la importancia del plano energético del ser
Antes he comentado que la Terapia Esenia, como muchas otras terapias holísticas, no solo se centra en el plano físico del cuerpo humano sino también en el mental, el emocional y el espiritual. Esto es cierto, pero aún cabe añadir otro campo, del que muy pocas veces se habla y sobre el que muy pocas técnicas terapéuticas tienen la capacidad de influir: es el plano energético del ser y el cuerpo humano.
Aquí tenemos la primera característica propia de la Terapia Esenia, y es que para encontrarle explicación a un dolor, ya sea físico o emocional, va a comprobar cómo está circulando la energía en todo el organismo. O, mejor dicho, en el cuerpo energético. Este cuerpo es el equivalente a nuestro cuerpo físico, pero en vez de estar formado por venas y arterias, está formado por nadis y chakras.
Chakras y nadis: impulsores de energía y de vida
Estos dos elementos de nuestro cuerpo energético son los responsables de hacer fluir y regular la energía o prana, y que es el combustible de nuestro cuerpo físico. Sin ella, nuestros órganos no funcionarían. Y de la misma forma, cualquier variación en esta energía tiene consecuencias en el plano físico.
Para que se entienda mejor, es necesario saber que la energía circula por los nadis, unas vías o canales energéticos (los podemos asimilar a las venas). Al llegar a un chakra, esta energía es impulsada y redistribuida. Hay 7 chakras importantes en el cuerpo, y cada uno de ellos está asociado a determinados órganos. ¿Qué ocurre cuando aparece una enfermedad o un problema de salud que nos afecta, sea física o psicológicamente? Es señal de que la energía no está circulando correctamente y que algún chakra está bloqueado.

Y es que como los chakras son receptores y transmisores de esta energía, cualquier cambio en los planos de la persona (mental, emocional, físico, espiritual) tiene efecto directo en ellos. Así es: los chakras contienen y retransmiten también nuestros miedos, bloqueos y angustias. Y todo ello puede hacer que su ritmo de funcionamiento varíe y que absorba y transmita menos energía.
Según en qué parte del cuerpo energético esté sucediendo esto, podrán detectarse problemas de salud en esa zona (por ejemplo, si los nadis que atraviesan la caja torácica están debilitados, podríamos desarrollar un problema respiratorio). ¿Cómo detectamos los terapeutas estos desequilibrios energéticos? Incluso antes de que se manifieste la dolencia de forma física, lo hacemos a través de la lectura del aura. En ella aparecen los charkas como zonas luminosas que varían de tamaño y de color.
La lectura del aura: el primer paso hacia la sanación
La lectura del aura es algo exclusivo de la Terapia Esenia y que no cualquier terapeuta lo puede hacer. Se requiere muchísimo entrenamiento y la predisposición a adoptar una actitud empática y compasiva con la otra persona. A su vez, debe hacerlo sin juzgar, sin emitir opiniones o juicios de valor y desde el cariño.
Ya hemos visto que leyendo el aura los terapeutas podemos visualizar el cuerpo energético (toda la red de nadis y chakras), ¿pero nos dice algo la propia aura? Al igual que los chakras, que no siempre se ven igual, el aura nunca es uniforme y puede presentar variaciones que nos dan pistas de lo que puede estar pasando:
- Tamaño: según lo ancha o estrecha que sea, el aura indica la vitalidad y la energía de la persona. Además, según lo densa o fina que sea, nos habla del cansancio que hay arraigado en el cuerpo. Esto es muy útil para intuir la capacidad de afrontar los problemas del día a día y el estado de ánimo general.
- Cavidades, brechas o fisuras: si existe alguno de estos elementos, significa que en la zona donde aparecen hay fuga o mala circulación de energía, por lo que habrá que ahondar allí durante la terapia. A veces es debido a algo que le ha sucedido al cuerpo físico, como un corte mal curado.
- Rayos y colores: cuando está a punto de aparecer un mal en el cuerpo físico, a menudo es posible ver signos en forma de rayo. Según su color nos indica lo avanzado que está el proceso de desarrollo de la enfermedad. Cuánto más oscuros son, por ejemplo grises o marrones, significa que ya está muy avanzado. Pero por el contrario, si son blancos, es que todavía se puede revertir y prevenir su aparición en el cuerpo físico.
Estos son algunos de los aspectos del aura que más nos hablan de la persona, ¡pero hay muchos más! Con esta información, la que nos dan los chakras y los nadis, y lo que la persona expresa, los terapeutas esenios empezamos un proceso de sanación que cambia completamente a la persona.

Soltar: el mayor aprendizaje y cura de la Terapia Esenia
La Terapia Esenia no soluciona un desajuste, un problema o un malestar puntual. Es una terapia que equilibra todo el organismo, a todos los niveles y en todos sus planos, y esto se traduce en un cambio en la forma de ver, experimentar y vivir la vida. Y todo radica en una acción muy importante que nos enseña la Terapia Esenia: soltar.
Este es el principal motivo por el que las personas encuentran tanto alivio en la terapia Esenia, no solo mientras tienen lugar las sesiones, sino mucho después. Cuando hablo de esta acción siempre cito a Anne Givaudan:
<<Soltar>> consiste en tener agarrado muy fuerte algo o a alguien y, de repente, optar por abrir confiadamente la mano, que sujeta más por miedo a perder que por Amor. Es, por lo tanto, cesar de aferrarse a un miedo, a un razonamiento, a una creencia, a una persona o a un resultado como si nuestra vida dependiera de ello
Anne Givaudan
Y es que muchas veces el aferrarnos a algo no es un acto sincero con nosotros mismos, y en el caso de estar atados a alguien, con esa persona. Atarnos, en el más amplio sentido de la palabra, debe ser un acto de confianza y de amor sincero. Cuando no es así, es porque lo estamos haciendo porque sentimos que es nuestro deber, una obligación o algo que nos conviene. Nos mentimos, y mentimos a los demás.
Actuar por inercia o el hacer sin desear: el origen de toda enfermedad
Por eso, cuando surge el malestar y sentimos que algo falla en nuestra vida, cabe preguntarse si lo que hacemos lo estamos haciendo totalmente convencidos o dudamos de ello. La pregunta que como terapeuta planteo a las personas con respecto a la situación que me plantean es: ¿Haces lo que haces por elección, por obligación, por dejación…o tal vez por miedo?
Esta es una pregunta muy difícil pero vital para nuestra existencia. Las respuestas a ella pueden cambiar el curso de nuestra vida en un abrir y cerrar de ojos, y por eso las personas nunca se la hacen. Y es así como, a lo largo de años y décadas, actuamos por inercia o por lo que creemos que nos conviene. Y esto no siempre se corresponde con lo que realmente sentimos, queremos y pensamos. Se produce un desacuerdo entre todos nuestros planos, y es así como aparecen multitud de problemas de salud y enfermedades:
Nos desgastamos y nos destruimos o debilitamos nuestro organismo físico hasta envejecer o enfermar porque no estamos en armonía con las distintas partes que nos componen. La mano actúa, pero la consciencia se niega a ver lo qué ocurre
Anne Givaudan
El origen de la enfermedad, por tanto, no ha de buscarse solo en el dolor o los síntomas físicos. Los problemas de salud vienen de esta falta de alineamiento entre nuestros cuerpos físico, emocional y mental. O lo que es lo mismo, entre nuestras palabras, nuestros pensamientos y nuestros actos. Actuar contra lo que pensamos de forma repetida es lo que a la larga genera desequilibrios tanto en nuestro cuerpo energético como en el físico, y que pueden desembocar en enfermedades.
Esto es la demostración de que el ser humano no es solo su cuerpo físico, como nos hemos acostumbrado a creer. Y la Terapia Esenia es la única que nos puede ayudar a ahondar en todos esos planos que nos han permanecido ocultos y que son los únicos que tienen la respuesta y la cura al malestar del cuerpo físico.
¿Estoy preparado para tratarme con Terapia Esenia? Consejos para iniciar tu proceso
Con la Terapia Esenia quedan al descubierto todas nuestras fisuras, porque para sanarlas hemos de percibirlas antes. Es un método terapéutico profundo, intenso y muy revelador, y cada persona lo vive de forma muy diferente. Y es normal, porque durante el proceso de sanación nos enfrentamos a miedos, sentimientos, pensamientos y formas de pensar muy arraigadas.
Muchas personas no saben si están preparadas o no para ello, y siempre digo que la actitud es fundamental para iniciar un proceso de descubrimiento y sanación con Terapia Esenia. La podría resumir en estos 3 puntos:
1. La mirada del cariño para afrontar
Lo primero para abrazar, aceptar y poco a poco soltar todo lo que no va alineado con nosotros es educar la mirada. Mientras sanamos, esta mirada debe ser la del cariño, el amor y el respeto:
En mi opinión, la verdadera solución a toda dificultad sólidamente anclada en el ser radica en el tipo de mirada con la que afrontamos la dificultad en cuestión, y creo firmemente que la mirada del cariño es la respuesta […]. Una mirada desacondicionada, liberada de la inercia de los prejuicios, no necesariamente más afilada pero sí capaz de iniciar el aprendizaje del cariño
Daniel Meurois
Porque donde hay vacío afectivo, donde no hay cariño ni amor, hay sufrimiento. Y eso no es lo que queremos para nosotros mismos.
2. La apertura de espíritu para evitar el bloqueo
Si la mirada es fundamental para que la persona abrace y supere el proceso con éxito, la apertura de espíritu es vital para que el terapeuta pueda acceder a los planos emocional, mental y espiritual. Esta apertura también tiene que ver con la actitud, y es que las personas hemos de estar dispuestas a abrirnos a quien nos puede ayudar, pero también a recibir nuevos aprendizajes que nos puedan enriquecer y transformar.
De lo contrario, esas fisuras de las que hablábamos no se muestran y el terapeuta esenio no puede verlas, porque la persona está en una situación de bloqueo. Un bloqueo que puede venir de situaciones o vivencias personales, pero también del miedo al resurgir de todo ello. También es muy común que el bloqueo venga del temor a lo que la terapia nos pueda hacer ver y que no estamos dispuestos a aceptar. Y esta disposición es imprescindible para el éxito de la terapia.

3. La honestidad y simplificar como inicio de ruta
Si en la persona se dan los dos ingredientes anteriores, ya solo queda un compromiso: el practicar la honestidad con nosotros mismos durante todo el proceso. Y, dentro de lo posible, aplicar la simplicidad cuando en soledad o junto al terapeuta esenio se analizan nuestras preocupaciones.
Un buen ejercicio en los primeros pasos de una terapia, o incluso antes de empezarla, es poner por escrito en un folio nuestras debilidades y las pruebas a las que nos estamos enfrentando o que están por venir. Luego, intentar desglosarlas una a una en único concepto y que creemos que es el motivo por el que adoptamos esa actitud o nos cuesta hacer algo, por ejemplo.
Es una forma muy simple pero muy efectiva de conocernos mejor y de acercarnos a la raíz de los problemas que deseamos resolver. De hecho, lo más seguro es que lleguemos a la conclusión de que más de una de nuestras debilidades se debe al mismo motivo, o que nos está costando abordar más de una prueba o un suceso por lo mismo. Y este es un grandísimo paso a la autoconciencia pero sobre todo a prevenir la enfermedad del cuerpo. Porque como decía Daniel Meurois “La semilla de una enfermedad siempre está enterrada en el campo de nuestra conciencia”. Si encontramos esa semilla, dejaremos de alimentarla.
A partir de aquí, solo hay que dejarse llevar durante la sesión. Los o las terapeutas somos los que nos aseguramos que la persona esté cómoda, relajada y con la mayor sensación de seguridad posible. Nuestro trabajo se realiza a través de las palabras, los masajes, la meditación; y nos ayudamos de algunas herramientas de apoyo como los aceites esenciales o los símbolos egipcios. Según el caso de cada persona, se utiliza una combinación concreta, y que se denomina protocolo.
¿Existe un protocolo de sanación para mí? Indicaciones de la Terapia Esenia
Existen infinidad de protocolos y nunca son iguales porque se adaptan a cada persona. Lo importante es: ¿qué podemos tratar con Terapia Esenia? Estoy segura que te preguntas si esto es para ti, y aunque en la mayoría de casos te diré que sí, estas son las situaciones más consultadas:
- Irregularidades menstruales
- Hipertensión arterial
- Trastornos renales o cardíacos
- Depresión
- Insomnio
- Ansiedad
- Trastornos psiquiátricos
- Adicciones y dependencias
Según la persona siempre hay que valorar si la Terapia Esenia puede ser el único remedio o será necesario complementarla con otros tratamientos, tanto de medicina convencional como alternativa.

En Lilit siempre hacemos una entrevista previa antes de decidir el tipo de terapia más adecuada para cada necesidad y persona; lo importante no es solo escoger lo más efectivo, sino también con lo que nos sintamos a gusto.
Espero haberte enseñado un poco más acerca de mi terapia estrella, una gran desconocida todavía pero que tantas vidas está cambiando. Te recomiendo leer la descripción de la terapia en mi página para saber aún más de ella.
También puedes contactarme para valorar tu caso o simplemente despejar dudas (o escribirme abajo en comentarios).
Cristina
Soy enfermera y esta terapia me parece muy interesante