¡Ay septiembre!
Más que un mes ajetreado por todo lo que conlleva (nuestra vuelta al trabajo, la de nuestros peques al cole, el final de las vacaciones…), septiembre es un auténtico torbellino de emociones. Muchas de ellas tienen que ver con esta gran vuelta a la rutina, pero otras parecen no tener una razón de ser.
Así me lo expresa muchísima gente en consulta al empezar septiembre. Más que en cualquier otro momento del año, las palabras y frases más repetidas tienen que ver con el desconocimiento y la falta de comprensión de lo que nos pasa: “Me siento mal y no sé por qué”, “Algo no está bien en mí y no consigo identificarlo”, “No sé si esto es lo que quiero”…
Si a ti también te ha pasado, no te preocupes, ¡es normal! No se nos han brindado las herramientas necesarias para identificar nuestras emociones y dar un sentido a nuestros pensamientos, muchas veces confusos y hasta contradictorios.
La habilidad contraria se denomina autoconocimiento emocional, y es de lo que vengo a hablarte hoy.
Porque es algo en lo que tú puedes trabajar siguiendo unas directrices, y que en Lilit Sanación profundizamos con las personas que lo necesitan a través de las terapias energéticas.
¿Qué no es, y qué sí es el autoconocimiento emocional?
Para empezar a definir lo que es el autoconocimiento emocional y que veas claro qué no es, voy a empezar con una pregunta:
¿Alguna vez a lo largo de tu jornada te paras a pensar en qué y por qué estás sintiendo algo? Cuando interactúas con un compañero de trabajo y te pide encargarte de algo que no te agrada, cuando le cuentas a una buena amiga algo muy importante para ti y no te comprende, cuando tus hijos no dejan de hacer aquello que tanto te molesta…
Estoy segura de que las emociones que te invaden en estos momentos no son muy alentadoras, y que cuando aparecen se quedan para el resto del día. ¡Error! Las emociones aparecen debido a nuestras vivencias y suelen tener un detonante muy concreto. Cuando éste pasa, deberíamos ser capaces de zanjar nuestra respuesta emocional y de extraer un aprendizaje de ella.
Quedarnos solo con el malestar producido por una situación, alargarlo e incluso acumularlo con nuestro interior nos lleva a la situación que te comentaba arriba: que llega un momento que, literalmente, no sabes qué te sucede ni por qué. Ambas cosas son el síntoma claro de ausencia de autoconocimiento emocional y que me atrevería a decir que es la gran enfermedad de nuestro siglo. Un siglo en el que las personas viven en piloto automático.
¿Cómo actuaría una persona con autoconocimiento?
¿Qué sería todo lo contrario? En el momento en el que sufres un desencuentro con alguien, o algo ha entorpecido tu día, date unos minutos (en ese mismo instante o en cualquier otro que te sea posible) para pensar en ello y sacar tus propias conclusiones.

El objetivo es saber qué emociones y qué pensamientos te han sobrevenido en relación a estos dos aspectos: lo que ha pasado (el detonante) y la persona que lo ha vivido (tú). Si en el detonante ha intervenido otra persona, ponte en su lugar antes de juzgar y de culparla de tu malestar. Piensa en las razones que puede haber tenido para actuar así e intenta entenderlas.
Después, pasa a hacer lo mismo pero contigo mismo/a: ¿por qué crees que te has sentido así? Lo fundamental de una persona con el autoconocimiento emocional trabajado es que se conoce y sabe dar una explicación a lo que siente. Para ello recurre a los rasgos de su personalidad, porque sabe que sus formas de sentir y de actuar están muy condicionadas por ella.
Como persona consciente de ella misma, sabrá qué vivencias pasadas la han moldeado y han determinado cuando se siente más insegura, más tímida, más susceptible… O por el contrario, más impulsiva, extrovertida y temperamental. Y sabrá qué emociones van asociadas a estos rasgos y en qué tipo de situaciones suelen aparecer. De forma que culpar al otro nunca será la primera opción.
Así podemos definir el autoconocimiento emocional
Tener autoconocimiento emocional es, pues, conocernos a nosotros mismos y ser conscientes de lo que pensamos y sentimos en todo momento para actuar en consecuencia. Además, autoconocimiento, es aceptar nuestras limitaciones y carencias y no dejar que éstas guíen nuestro comportamiento. Porque cuando eso pasa, corremos el riesgo de estar en constante búsqueda de la aprobación de los demás y de entrar en el bucle de una actitud reactiva y pesimista.
¿Significo esto que aunque trabajes el autoconocimiento, eso no pasará? Por supuesto que no, no somos perfectos. Pero sí serás capaz de identificar si estás actuando de una forma constructiva y alentadora (lo cual motiva, une, construye) o desde una forma destructiva y desalentadora (que desmotiva, destruye y genera conflicto con otros). Lo que sin duda mejorará tu relación contigo mismo/a y con los demás.
5 buenos hábitos que puedes incorporar para conocerte mejor
Estoy segura que aquí leído, lo del autoconocimiento emocional te inspira y estás deseando empezar a practicarlo. Antes, has de saber que aprender a reconocer, validar nuestros sentimientos e identificar nuestros detonantes a través del autoconocimiento consciente es un trabajo de todos los días, de mucha reflexión e introspección, de salir de nuestra zona de confort.

Y que como todo proceso de este tipo, puede removerte mucho por dentro. Pues has de saber que es normal y que la sensación de liberación y de energía que lograrás lo compensa todo. Además, para hacerlo más fácil, existen algunos buenos hábitos que puedes incorporar en tu día a día:
- Observa tus emociones en situaciones incómodas: la ausencia de autoconocimiento nos juega malas pasadas cuando nos sentimos bajo amenaza o presión, porque actuamos de forma muy impulsiva para protegernos. En su lugar, observa y analiza tus sentimientos para trabajar en ti. Úsalos como radar para identificar y conocer cuáles son tus estresores, necesidades emocionales, limitaciones, anhelos y aspectos en los que necesitas trabajar.
- Escribe tus conclusiones en un cuaderno, y rescátalas de vez en cuando para comprobar tus avances. Esto te alentará a continuar el proceso.
- Presta atención a cómo te relacionas con los demás: además de observar tus emociones, párate a pensar cómo es tu relación con cada una de las personas que están en tu vida. ¿Sientes conflicto interno con alguna de ellas? A menudo, la falta de autoconocimiento hace que percibamos conductas desafiantes, desprecio o ausencia de respeto hacia nosotros en los demás. ¡Pero no es real! Lo que ocurre es que nos tomamos las cosas de forma muy personal porque estamos en alerta. Hazte preguntas para averiguar por qué, e incluso, sincérate con los demás. Sus puntos de vista podrían ayudarte mucho a entenderte.
- Fíjate una hora del día y reserva unos minutos para parar y no hacer nada, solo pensar en tu día y analizar cómo te has sentido. Identificar las emociones es necesario, pero no te compliques intentando definirlas de forma exacta. Piensa en las 5 o 6 básicas que existen y elige una: miedo, ira, desagrado, alegría y tristeza, a las que podrías añadir la vergüenza. También el amor o la sorpresa.
- Adopta técnicas que favorezcan tu concentración, rebajen tus niveles de ansiedad y de estrés y te hagan disfrutar de la calma y de la tranquilidad. Por ejemplo, algo de mindfulness o de meditación (aquí tienes algunos de los mejores libros para aprender a meditar). Si prefieres algo más activo, el yoga también es muy buena idea.
Cómo trabajar el autoconocimiento emocional en consulta, con terapia energética
Como te comentaba más arriba, trabajar el autoconocimiento emocional es una tarea intensa y que puede no resultar fácil a todo el mundo. Sobre todo si se parte desde un nivel de desconexión con la propia esencia muy elevado, en el que realmente no tenemos claro quiénes ni cómo somos.
En estos casos siempre recomendaré complementar buenos hábitos como los que hemos visto con el trabajo en consulta, con terapia energética y técnicas de la medicina tradicional china. No te mentiré: la senda por la que transitamos también es profunda, pero yo misma te acompaño en tu introspección y te guío por ella.

Para ello trabajaremos con una o varias técnicas, siempre partiendo de la terapia energética como base. Mi técnica estrella en estos casos suele ser la Terapia Esenia, pero en función de cada persona se complementa con otras como la Auriculoterapia.
Los pasos que suelo seguir en consulta son:
- Introspección personal inicial a través de entrevista y lectura de aura: aunque muchas personas acuden a consulta con una idea clara de lo que les ocurre, muchas otras no. Y en aquellos casos en los que la falta de autoconocimiento tiene mucho que ver con el malestar emocional es indispensable hacer tanto una entrevista personal como una lectura del aura. El intercambio de palabras, gestos y miradas supone una fuente importantísima de información para mí; la lectura del aura, que forma parte de la Terapia Esenia, me revela exactamente dónde está el problema y me ayuda a conectar con la persona. En ocasiones también realizo imposición de manos para identificar las energías e interpretarlas.
- Diagnóstico y planificación del tratamiento: ¿sabías que el aura y las energías hablan de desajustes, problemas de salud en curso o enfermedades latentes que todavía no han aparecido? Y es que las emociones estancadas tienen su reflejo en órganos sobrecargados o dañados, y que gracias a las técnicas de la lectura y de la imposición me es posible ver. De esta manera identifico cuál es el trasfondo emocional de tu malestar y tus síntomas físicos, si los tuvieras. Y así también es más fácil definir las técnicas necesarias para encarar tu proceso de sanación y de trabajo del autoconocimiento (éste te dorará de herramientas para que luego tú seas tu guía).
- Tratamiento y/o trabajo con terapia energética (Esenia) y Auriculoterapia: son mis dos técnicas estrella cuando se trata de trabajar el bienestar emocional y el autoconocimiento. Con la primera identificamos bloqueos de energía a través de la visualización de aura y de chakras, y luego trabajamos para liberarlos. Con esta liberación también se desbloquean las emociones acumuladas en nuestro interior. Con la segunda hacemos hincapié en los síntomas físicos que puedan haber causado esos bloqueos, utilizando un láser para incidir en los puntos de la oreja que se corresponden con los órganos afectados y así sanarlos.
Según cada caso, el proceso de sanación puede requerir varias sesiones (siempre espaciadas en el tiempo para poder asimilar los cambios que se producen en la persona). A veces, se necesitan muy pocas, porque tan solo había que identificar un bloqueo y liberarlo. Pero cada caso es único, así que te animo a contactar conmigo para estudiar tu situación.
Puedes saber más sobre mis dos terapias estrella para trabajar el autoconocimiento emocional en estos enlaces: la Auriculoterapia, la Terapia Esenia y mi Blog de Terapias Holísticas.
Espero que el artículo de hoy te haya ayudado a ver la importancia del autoconocimiento y de trabajarlo, para mejorar tu bienestar pero también tus relaciones.
Cristina